viernes, 21 de noviembre de 2008

Arte Animalista

Por: Amante de la cultura y las artes
El Arte Animalista es por lo menos tan antiguo como la humanidad o, como dicen los críticos de arte, existe desde que el hombre comienza a formalizar el concepto de Arte. El Arte Animalista ha acompañado al hombre desde sus primeras manifestaciones estéticas, volviéndose con el pasar de los siglos un verdadero género artístico autónomo.
Su importancia se fue transformando a lo largo de la historia, dependiendo de las situaciones y de las ideologías dominantes en las diferentes épocas y en las diferentes culturas. De la historia del arte aprendemos que los animales han sido objeto de representación figurativa desde el lejano Paleolítico.
A pesar de esto, ningún crítico de arte le ha atribuido nunca a la corriente animalista, el mismo valor asignado a otras corrientes temáticas. Sin embargo, ilustres maestros se han dedicado a este “género”; es suficiente recordar, entre los principales, a Albrecht Dürer, Stefano Della Bella, Eugène Delacroix, Giovanni Fattori. El mismo Picasso aparece en algunos diccionarios como “artista animalista”.
Con base en unas razones histórico-culturales, uno de los filones del arte animalista internacional es el Arte Fáunico o Wildlife Art.
El Arte Fáunico o Wildlife Art, cuenta hoy en día con el mayor número de apasionados tanto entre los autores como entre el público. La razón es evidente: la gran mayoría de los amantes de la naturaleza siente una profunda admiración por las formas y los colores naturales de los animales, hasta el punto de sentirse espontáneamente inducidos a reproducirlos o a volverlos a admirar en las imágenes que los retratan. Dicho sentimiento primordial, inmediato, “natural”, se refleja por instinto en las obras de la mayor parte de los artistas Fáunicos. Esto explica la orientación dominante de la corriente: el realismo testimonial.

Para los artistas que se dedican a este “género” en una perspectiva de búsqueda de nuevas fuentes de inspiración, la naturaleza sigue siendo la única grande maestra, así como lo es para todas las corrientes naturalistas que se han sucedido en el escenario de la historia.

El Arte Fáunico representa una de las mayores interpretaciones del naturalismo moderno. El asunto común a todo el pensamiento Fáunico podría sintetizarse en la siguiente frase: el arte pertenece a la esfera natural, y se revela al hombre sensible y atento a los estímulos provenientes de la naturaleza silvestre. Un este marco interrelativo, la tarea fundamental del artista es la de imitar, con juicio y cognición, el objeto físico de su inspiración para sentir, una vez frente a la obra terminada, la misma idéntica emoción que sintió al momento de su concepción.

En el plano teórico, el Arte Fáunico se plantea como un arte conservador y contemplativo, oponiéndose así tanto al pensamiento refundicionista como al pensamiento reformista de las corrientes de vanguardia.

Pero esto no significa quedarse en posiciones anticuadas, sino que por el contrario, para los artistas Fáunicos el arte debe continuar la búsqueda finalizada ya no al conocimiento sensible de la experiencia visual por sí misma, sino al conocimiento sensible de la naturaleza; debe continuar a plantear diferentes valores en los que quede bien clara la voluntad de volver a fundar la sociedad con base en una relación diferente con la naturaleza, que no se limite al respeto sino que se sublime en la contemplación.

Para la ideología Fáunica, el arte naturalista no es cultura residual de un mundo en vía de extinción, así como la naturaleza silvestre es el residuo de un mundo que va agotándose inexorablemente; no se plantea como una poética de la decadencia. El naturalismo es una cultura que no se puede morir, porque en cualquier lugar en donde esté un hombre capaz de mirar, habrá una naturaleza capaz de dejarse admirar.



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